El sábado 25 de marzo tuvo lugar una edición más de las Jornadas Pro-vida en León, como de costumbre con una climatología adversa, pero como de costumbre bajo el paraguas de la fraternidad y la voluntad férrea de gritar al mundo lo maravillosa y valiosa que es la vida, la de todos, y en todas sus fases. Autor del texto: Pablo, miembro del Movimiento Familiar Cristiano de León
Esta edición se dedicó especialmente a la vida en su recta final, participaron personas mayores, gente joven que dio un precioso testimonio de amor contándonos cómo les enriquece el cuidar de los mayores, voluntarios del Teléfono de la Esperanza y usuarios del mismo, y como siempre el beneficio para ambos, en estas reuniones queda claro que la vida participada es la buena, y que el que se da es también el que más recibe.
Las canciones vinieron de parte del coro parroquial de la Sagrada Familia y de un grupo de seminaristas que no se achantaron ante la lluvia que una vez más nos puso a prueba -y una vez más la superamos, que es mucho y muy bonito lo que hay que contar-. El acto fue magnificamente conducido por el profesor de Religión Antonio Díez González, conocido como Toñín, una persona muy grande con un nombre en diminutivo, que evidencia su inmensa facilidad para acercarse a todos. Aprovechando sus dotes de docente y de "showman", llevó varios símbolos para acercarnos el mensaje de la vida, como unos botes de crema para suavizarnos las manos, y una vieja maleta. Lástima que no se pudo hacer un baile con la canción "Toda una vida", porque lo impidieron los dos tiempos, el atmosférico y el del reloj, pues había que seguir camino a la Catedral para un acto más solemne allí.
Me siento muy afortunado de haber estado allí otro año, que Dios bendiga a los que estuvieron encima y delante del escenario apostando por ese regalo suyo que nunca valoramos lo suficiente.
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