LO ÚLTIMO EN EL BLOG ¡FELIZ PASCUA FLORIDA! La Pascua es un gran Domingo de domingos. Desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés. ADEMÁS... Nuestro compañero Pablo nos cuenta en unas líneas cómo ha sido el último encuentro Pro Vida en el que han participado diversos miembros del Movimiento Familiar Cristiano de León

domingo, 27 de marzo de 2011

SERÁ DIFÍCIL DE OLVIDAR



Ciertamente la jornada vivida el sábado 26 será de las que siempre recordaremos. Tras muchos días de intensos preparativos en los que todos y cada uno de nosotros nos hemos implicado, vimos colmados nuestros esfuerzos por la generosa respuesta de nuestros compañeros del Movimiento. Ha sido abrumadora la respuesta a nuestra invitación: los Presidentes Nacionales Maria Rosa María y Ramón Bernacer, el Consiliario Nacional D. Pedro Carpintero , los Presidentes de la Zona Noroeste: Carlos Saldaña y Conchi Cantero, así como el resto de presidentes de las Diócesis de Zamora, Burgos, Segovia, Santander y resto de amigos de cada una de estas Diócesis, también nos acompañó D. Vitorino Gutierrez, nuestro Delegado de Pastoral Familiar en la Diócesis de León. Tras la acogida en la que es nuestra casa - los salones parroquiales de la iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva -  llegó el acto central: la Eucaristía presidido por nuestro Obispo. D. Julián López y concelebrada por D. Pedro Carpintero, Consiliario Nacional del Movimiento, el párroco de la Iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva D. Garcilaso Martínez, el Consiliario de Santander D. Joaquín Pérez, D. Ricardo Ferrero, el Consiliario de la Delegación de Pastoral Familiar y D. Francisco Viñuela, Diácono Permanente y Consiliario del MFC en la Diócesis de León , vivida en familia, animada por el coro parroquial y con las intervenciones como lectores de varios integrantes del MFC en León. Mención especial para Felisa, Raquel, Ana, Cecilia y Rebeca, nuestras niñas, que se encargaron de la oración de los fieles.
Tras la Eucaristía la comida de fraternidad en la Casa de Espiritualidad, en la Real Colegiata de San Isidoro. Acompañados por nuestro Pastor D. Julián que al inicio de la comida tuvo la deferencia de explicarnos la génesis, reformas y razón de ser de la Casa de Espiritualidad. Un espacio privilegiado que la Real Colegiata de San Isidoro ofrece a la ciudad de León como alternativa turística de calidad ya que posee varias plazas hoteleras y ofrece la posibilidad de acoger a grupos para congresos, ejercicios espirituales, seminarios y que además desarrolla una intensa actividad cultural al ser además la sede del Museo Bíblico Oriental.
Posteriormente tuvimos la suerte de realizar una visita guiada a la Catedral conducida por un guía de excepción: D. Máximo Rascón. Delegado de Patrimonio del Obispado de León, autor de una extensa bibliografía en temas de arte y quizá uno de los mejores expertos en el tema de la Catedral de León. La visita constituyó una verdadera gozada para los amantes de la teología y el arte.


Disfrutamos, compartimos, y alimentamos nuestra esperanza al descubrir tantos y tantos amigos que se han embarcado en esta apasionante tarea de mostrarle a nuestra sociedad la visión cristiana desde la mirada profunda, la mirada del hombre que intenta mirar como Dios nos ve, el hombre que  vive con plenitud cuando ama porque sabe que es amado. Nosotros poseemos un lugar privilegiado, un espacio de libertad, un motivo para vivir, una razón por la que luchar: la familia.


¡¡GRACIAS A TODOS, DE TODO CORAZÓN!!

Manuel Presa
Marta Redondo
Presidentes Diocesanos.
Movimiento Familiar Cristiano de León

HABLANDO DE NUESTRO CUMPLEAÑOS EN LA COPE









Pincha en el enlace para escuchar la entrevista completa. Nuestra intervención es al final del programa, pero merece la pena escucharle entero. ¡Fue un Programa monográfico sobre la vida!



domingo, 20 de marzo de 2011

¡ESTAMOS DE FIESTA!

El próximo sábado día 26 de marzo celebraremos una Jornada Festiva para darle gracias por la Erección del Movimiento Familiar Cristiano en nuestra Diócesis de León. ¡¡ Hay tantos motivos para dar gracias a Dios!!. Es para nosotros una alegría sentirnos arropados en un día especial por la presencia de nuestros Presidentes Nacionales Maria Rosa y Ramón así como de nuestro Consiliario D. Pedro Carpintero. Estaremos acompañados de amigos del Movimiento de las Diócesis de la Zona Noroeste: Burgos, Zamora, Santander, Segovia. Son muchas las muestras de cariño recibidas por hermanos de distintas Diócesis de España que aunque no nos podrán acompañar nos tendrán presentes en sus oraciones: Granada, Murcia, La Rioja, Navarra, Cartagena, Cádiz, Madrid...
El programa de actos que hemos preparado es el siguiente:

12:00 HORAS. RECEPCIÓN Y ACOGIDA. SALONES PARROQUIALES IGLESIA SAN JUAN Y SAN PEDRO DE RENUEVA

13:00 HORAS. CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA PRESIDIDA POR D. JULIAN LÓPEZ. OBISPO DE LEÓN. IGLESIA PARROQUIAL SAN JUAN Y SAN PEDRO DE RENUEVA.

14:30 HORAS. COMIDA FRATERNA. CASA DE ESPIRITUALIDAD. REAL COLEGIATA DE SAN ISIDORO.            

17:00 HORAS. VISITA GUIADA A LA CATEDRAL DE LEÓN (SUBIDA A LA PLATAFORMA PARA CONTEMPLAR LAS VIDRIERAS DE LA CATEDRAL DE LEÓN).

JORNADA DE ORACIÓN POR LA VIDA EN LEÓN


La vida de cada ser humano es sagrada: tiene su origen en el amor eterno de Dios que ha querido que cada persona sea imagen de su gloria y participe de la misma filiación de su Hijo. Por eso la vida es un bien y cuidar la vida un deber. Sin embargo, existe en la actualidad una oscuridad que lleva a no apreciar la
grandeza y belleza de cada vida humana amada eternamente por Dios. Esta falta de luz afecta en primer lugar al reconocimiento de la dignidad personal del ser humano desde el instante de su concepción, tal y como hemos podido comprobar nuevamente con la reciente aprobación de la última ley del aborto que hace de este
crimen un derecho . Pero esta oscuridad sobre el origen sagrado y la dignidad absoluta de la vida humana se extiende a otros momentos de la existencia de las personas en los que se muestra y experimenta la fragilidad. Son muchos los que no descubren que la vida es un bien cuando viene acompañada por enfermedades graves, minusvalías psíquicas o físicas, momentos de pobreza, de soledad, de la debilidad que acompaña
el paso de los años o en el momento del ocaso de la propia vida. Por ello, y con motivo de la próxima Jornada por la Vida, los obispos de la subcomisión queremos anunciar la esperanza cristiana manifestando que «siempre hay una razón para vivir».(.Nota de los obispos de la subcomisión para la familia y defensa de la vida con motivo de la jornada por la vida)

Por eso NOS UNIMOS AL ACTO DE ORACIÓN POR LA VIDA  que se va a celebrar el próximo día 25 de marzo en la Plaza de la Catedral. a las 18:30. El MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO DE LEÓN se adhiere a esta convocatoria de la DELEGACIÓN DIOCESANA DE PASTORAL FAMILIAR Y PROMOCIÓN DE LA VIDA y os invita a concentraros para orar juntos. 

sábado, 19 de marzo de 2011

EL SACERDOTE, DON DE DIOS PARA EL MUNDO

Tomado de la página Web de la página de la Diócesis de León.

Un total de 23 jóvenes se preparan en la Diócesis de León para convertirse en sacerdotes. Los futuros presbíteros de León se forman en los dos Seminarios que hoy en día mantiene la Diócesis: el Seminario Mayor de “San Froilán”, en funcionamiento desde el año 1606, y el Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater “Virgen del Camino”, que echó a andar en el año 2007.
En el Seminario de “San Froilán” viven y se preparan para alcanzar la meta de la ordenación sacerdotal 6 seminaristas. Por su parte, el Seminario Redemptoris Mater “Virgen del Camino” acoge a otros 17 jóvenes. Este centro se ubica en las instalaciones del conocido como “Seminario Menor”, inauguradas por el Obispo Almarcha en el año 1949 y donde cesó la actividad en el año 2002. Después de años sin uso y gracias al impulso del Camino Neocatecumenal, en el año2007 se puso en marcha un nuevo Seminario que, a día de hoy, cuenta con 17 alumnos procedentes de 10 países diferentes.
Estos 23 jóvenes asisten a las clases de Filosofía y Teología en el Centro Superior de Estudios Teológicos, con sede en el Seminario Conciliar de la Plaza de Regla. Y se preparan para celebrar el próximo sábado 19 de marzo el Día del Seminario, coincidiendo con la solemnidad de San José, en una efeméride que hermana a los dos seminarios de la Diócesis en un mismo objetivo: formar en León a los sacerdotes de la Iglesia del siglo XXI.
Mensaje del Obispo
Y precisamente con motivo de este Día del Seminario 2011 el Obispo de León hace una llamada para que “este año se viva y celebre el Día del Seminario con la confianza de que algunos de nuestros jóvenes escuchen la llamada del Buen Pastor y se decidan a ir con Él”. En su mensaje pastoral, Don Julián López destaca la importancia de que el próximo mes de agosto la Diócesis de León acoja a más de 2.000 jóvenes en los días preparatorios de la Jornada Mundial de la Juventud. Este evento, “desde su inicio en 1984 por iniciativa del Siervo de Dios Juan Pablo II, ha hecho posible que muchísimos jóvenes hayan optado por seguir a Jesucristo en el sacerdocio o en la vida consagrada”, subraya el obispo legionense.
Don Julián López resalta la importancia del Día del Seminario y del lema elegido para este año “El sacerdote, don de Dios para el mundo”. Este lema, apunta el obispo de León, “nos recuerda lo que representa y vale la presencia de un hombre entregado de lleno a partir el pan de la Palabra de Dios y de la Eucaristía, a perdonar los pecados, a consolar y acompañar a los que sufren, y a sembrar amor y paz en una sociedad que ve cómo se estrecha el horizonte de la esperanza”. En una Diócesis extensa y dispersa como la de León, donde muchas zonas sufren el fenómeno de la despoblación y donde “son cada vez menos los pueblos en los que reside el párroco, la presencia del sacerdote es, por tanto, un verdadero regalo”.

sábado, 5 de marzo de 2011

CUARESMA, TIEMPO INTERIOR.



Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado» (cf. Col 2, 12)

Queridas familias:
 
El próximo miércoles comienza la Santa Cuaresma, tiempo, por excelencia, de oración, ayuno y limosna, son el camino para huir del 'ego' y configurarnos con Cristo. Es tiempo de reflexión, para ver dentro de cada uno de nosotros aquello que nos une o separa de Dios y de los hermanos. 
Al comienzo de ella, os adjunto el mensaje que el papa Benedicto dirige a la Iglesia. 
Que su lectura y reflexión nos ayuden a vivir santamente estos días de gracia.
Recibid un fraterno saludo en Cristo.
Paco,dc.
 
 
 
Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf. Prefacio 1 de Cuaresma).

1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). 

San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.

El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.

Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia.

2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor -la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico-, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él.

El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.

El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) Y fortalece la voluntad de seguir al Señor.

La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.

El «domingo del ciego de nacimiento» presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador, Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz».

Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). 

La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.

El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.

3. Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la «tierra», que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se ha revelado como Amor (cf. 1 Jn. 4, 7 - 10). La Cruz de Cristo, la «palabra de la Cruz» manifiesta el poder salvífico de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da para levantar al hombre y traerle la salvación: amor en su forma más radical (cf. Ene. Deus caritas est, 12). Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo. 

El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa -y no sólo de lo superfluo- aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, Y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31).

En nuestro camino también nos encontrarnos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida. 

¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro? La tentación es pensar, como el rico de la parábola: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años... Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma"» (Le 12, 19-20). La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia.

En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) Y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.

En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.

Queridos hermanos y hermanas, mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la Gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el Sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendarnos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como ella en la muerte resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna

jueves, 3 de marzo de 2011

REZANDO VOY


El 9 de Marzo (Miércoles de Ceniza) se pone en marcha un ambicioso proyecto en internet promovido por la Compañia de Jesús desde Valladolid. En las instalaciones del INEA situadas en el Camino Viejo de Simancas, un equipo de personas trabajan para poner en marcha la página web www.rezandovoy.org desde la cual se podrán descargar de lunes a viernes, una oración en audio, de poco más de diez minutos, para que la puedas llevar contigo, en tu reproductor de mp3, Ipod, o la escuches desde el mismo ordenador…

Y es que rezar requiere espacio, tiempo, escucha. A menudo, en lo cotidiano, no abunda ninguno de esos tres ingredientes. Y, sin embargo, aprender a buscar a Dios en medio del día a día es urgente… Rezandovoy hereda la idea de los jesuitas ingleses en www.prayasyougo.org. Detrás de esta iniciativa está la Compañía de Jesús en España, y un gran equipo de personas, hombres y mujeres de diversas edades, orígenes, lugares y sensibilidades... Gente que prepara los textos, gente que los graba, autores y discográficas que ceden los derechos para el uso de su música, la oficina pastoralsj (www.pastoralsj.es), que está llevando a cabo el proyecto…