MATRIMONIOS DEL MISMO SEXO

Escrito por José Barros Guede

jueves, 09 de febrero de 2012

El ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, manifestaba en una entrevista en la Cadena Ser sobre los matrimonios del mismo sexo: “El criterio de mi partido y de mi gobierno es que estamos a lo que diga el Constitucional. El criterio mío particular es que no existe o no aprecio causa de inconstitucionalidad”. Pues bien, señor ministro, siento que su criterio particular no coincida con el de su Partido Popular ni con el mío, puesto que entendemos que los matrimonios del mismo sexo son inconstitucionales a la luz del artículo del artículo 32 de nuestra actual Constitución que ordena: “El hombre y la mujer tiene derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”.   El Gobierno socialista del señor Rodríguez Zapatero, por la ley 13 /2005, del 1 de julio de dicho año, modifica varios artículos del Código Civil del Estado Español y legaliza los matrimonios del mismo sexo equiparándolos a los de distinto sexo con sus mismos derechos y obligaciones. Concretamente, añade textualmente al segundo párrafo del artículo 44 del Código Civil: “El matrimonio tendrá  los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo sexo o de sexo diferente”, y cambia los términos “marido y mujer” por los de “cónyuges” en los artículos 66 y 67, entre otras muchas modificaciones. Contra dicha ley, el Partido Popular, con fecha 25 de octubre del citado año, interpuso un recurso inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, promovido por más de 50 diputados, en base al mencionado artículo 32 de nuestra Constitución, cuyo recurso está todavía pendiente de resolverse por dicho Tribunal, después de haber pasado un tiempo de seis años, tres meses y doce días.  La expresión constitucional “hombre y mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica”, no incluye antropológicamente los matrimonios del mismo sexo, sino que los excluye. Solamente incluye los matrimonios de distinto sexo a la luz de la naturaleza humana, del derecho natural, del derecho romano, de la cultura griega, del derecho canónico, del derecho histórico hispano, del sentido común y de la mente y sentir de los legisladores que redactaron nuestra actual Constitución, al entender que el matrimonio lingüísticamente y culturalmente es la unión exclusiva entre un hombre y una mujer para generar y educar hijos y para complementarse mutuamente en esta vida. La palabra matrimonio proviene de los términos latinos “matris muniens” que significan defendiendo a la madre. La Real Academia Española define el  matrimonio: “La unión de un hombre y de una mujer, legalizada con las ceremonias y formalidades religiosas o civiles establecidas para constituir la familia”. Los informes previos del Consejo de Estado, del Poder judicial y de la misma Real Academia Española manifestaron al Gobierno socialista del señor Rodríguez Zapatero, con ocasión de la legalización de los matrimonios del mismo sexo, que no debían llamarse matrimonios, obstante mal aconsejado, los legaliza mediante dicha citada ley.   La persona humana, hombre y mujer, como los demás animales, son  naturalmente sexuados y se aparejan como macho y hembra en orden a generar vida dentro de su especie y a complementarse, movidos por un instinto, fuerza y necesidad vital. Los homosexuales unidos entre sí y las lesbianas unidas entres sí no son pareja sexuada porque no pueden engendrar y generar hijos, ni educarlos convenientemente, aunque sean adoptivos.  Cicerón llamaba al matrimonio: “Princimpium urbis et quasi seminarium reipublicae” (Principio de la ciudad y casi seminario de la República). En este sentido, los emperadores romanos dictaron las famosas leyes “Julias” para establecer el matrimonio entre un hombre y una mujer y castigar  a las mujeres menores de cuarenta y seis años que no tuvieran hijos.  La citada ley de matrimonios del mismo sexo fue un despropósito y error social y político. En mismo año de 2005 en que fue promulgada la citada ley, el Instituto Nacional de Estadística dio 1.275 matrimonios del mismo sexo celebrados durante los seis meses siguientes,  de los cuales, 923 fueron entre personas homosexuales y 352 entre personas lesbianas, lo que supone un 0/6%  de los 209.125 matrimonios habidos en España durante el citado año.  En todo caso, en lugar de la legalización de los matrimonios del mismo sexo, bastaría una ley de uniones entre dichas personas con sus respectivos derechos sociales y hereditarios para resolver dicha cuestión, como lo hizo el Reino Unido, vanguardia de todas las modernidades y derechos. El Parlamento británico aprobó la ley de uniones del mismo sexo, en el año 2005, entrando en vigor un año después de su aprobación y publicación, pero no admitió ley alguna de matrimonios del mismo sexo. Es más, fue el líder de los homosexuales y lesbianas quien se opuso a los matrimonios del mismo sexo, al reconocer que este término, políticamente y jurídicamente, no es propio para los homosexuales y lesbianas . José Barros Guede. A Coruña, 8 de febrero del 2012