CRISTO HA RESUCITADO ¡ALELUYA!

"Jesús el nazareno, el crucificado, ha resucitado" ¡¡¡alleluia, alleluia!!!
 
FELIZ PASCUA FLORIDA

Paco, dc.

“Cristo, ha resucitado, como lo había anunciado” (Mt. 28, 6)

    Jesús ha resucitado y nosotros con Él. La muerte ha sido vencida para siempre. La vida se impone con toda su fuerza y nos llama y nos urge a vivirla, con y  para los demás, cumpliendo el mandamiento del amor: “amaos como yo os he amado”.

Aquella fe de los primeros discípulos en la resurrección de Jesús se  apoyaba, en última instancia, en el ‘encuentro personal’ con Él después de la muerte. Nosotros, que por la gracia de Dios, le hemos encontrado,  no podemos quedarnos como si nada ha pasado; como nos dirá san Pablo, hemos de: “buscar las cosas de arriba” y, no permanecer, solo, en   las  terrenas. Por tanto tomemos conciencia de que nuestra vida recibe todo su valor de la unión con Cristo, muerto y resucitado, en el amor.

    El camino que recorrieron los discípulos no es simplemente la distancia de Jerusalén al sepulcro del Señor, es un camino más intenso, es el camino de la fe; un camino recorrido desde la inseguridad, la duda, el desaliento y la incertidumbre, que desemboca en la firmeza y seguridad de la fe: “Cristo ha resucitado, como estaba escrito”.                                                                                                                         Es el camino, que todos estamos llamados a recorrer. Cuando nos dejamos atrapar por la gracia de la fe, uno comienza a entender a Dios de una manera nueva, diferente: descubrimos a Dios, como el ‘Abbá’, que nos muestra Cristo, el Padre bueno y misericordioso, enamorado, apasionado por la vida de los hombres.                          La resurrección de Jesús nos descubre, que Dios, es amor, que pone vida donde los hombres ponemos muerte; que genera vida donde los seres humanos la destruimos.

Quien descubre al Resucitado, comienza a amar la vida de una manera diferente.

    Celebrar la Pascua y creer en la resurrección no significa quedarnos anonadados, ante el sepulcro vacío, sino leer los signos que tenemos delante de nosotros, en los acontecimientos de cada día. O, lo que es lo mismo, acoger el testimonio de las personas que caminan a nuestro lado, la esperanza de los que luchan por la justicia, el canto de los que aman la vida, la alegría de los que se entregan a los demás, el gozo de los que perdonan las ofensas que han recibido, la fe de los que no tienen miedo, la ternura de los que ofrecen misericordia, la utopía de los que trabajan por una sociedad más justa, la confianza del atribulado, la sonrisa de un niño...                                      Celebrar la Pascua, es seguir las huellas del Resucitado, reconocerlo en el que está a mi  lado y... dejarse encontrar por él.

    Cristo ha triunfado sobre la muerte, así, ilumina una creación nueva y eterna. Festejemos y gocemos en estas fiestas de  Pascua, y que al contemplar con amor y gratitud las maravillas que hizo el Señor, las sepamos trasladar a nuestras vidas, y las pongamos al servicio de nuestros familias y, de nuestros hermanos.