La familia, célula y base fundamental de la sociedad
La familia es la célula y la base fundamental de la sociedad sobre la cual se construyen los Estados y la Iglesia. Sin embargo, debido a una serie de causas, la familia se halla, en la actualidad, en crisis sufriendo constantes conflictos entre esposos, que dan lugar a una cantidad alarmante y progresiva de matrimonios rotos, tolerados, separados, divorciados y anulados y a una serie de relaciones problemáticas, discusiones tirantes, distanciamientos odiosos y malos modos entre padres e hijos.
El concepto de familia ha evolucionado históricamente, desde la familia patriarcal, compuesta por tres o más generaciones que viven juntas y participan de las mismas actividades siendo más solidarias y de apoyo mutuo, a las familias actuales de diversa tipología que van desde familia matrimonial, clásica, adoptiva y rehecha, compuesta de padre y madre e hijos, a las familias de hecho y monoparentales
Las familias deben ser centros de amor, paz y educación cívica, de relaciones íntimas y gratificantes, de fácil comunicación, de apoyo práctico, de estabilidad emocional, seguridad y permanencia. Tienen tres funciones: Primera, ofrecer un ambiente seguro y estable a sus hijos donde puedan alimentarse, vestirse y cobijarse compartiendo todos sus miembros las tareas y responsabilidades del hogar. Segunda, enseñarles unas normas ético-sociales de conducta en relación con las demás personas. Tercera, conseguir que sus hijos se sienta queridos y libres.
Es necesario para ello, un buen gobierno familiar, en el que los padres e hijos fomentan la igualdad, la libertad responsable, el afecto, respeto, trabajo, la amabilidad y complacencia para satisfacer las necesidades mutuas de cada uno. La genética personal, las creencias, la educación, los mitos, los contratos, las reglas, los roles familiares y el medio ambiente tiene mucha importancia en el buen gobierno familiar.
El diálogo claro, abierto y sereno debe ser el medio de entendimiento y comprensión familiar indispensable para la comunicación y para expresión mutua de las ideas, sentimientos y opiniones de cada uno de los miembros, buscando siempre la ocasión propicia para hablar y escuchar, y mirándose atentamente con respeto, porque ante todo las familias deben ser escuelas de amor y sacrificio.
En este sentido, Lacordaire escribe: “El amor es principio de todo, la razón de todo y el fin de todo”. Francisco de Quevedo dice: “El amor es la última filosofía de la tierra y del cielo”. San Pablo enseña: “El amor es paciente, servicial, todo lo cree, espera, tolera y soporta”, mientras el egoísmo desune, separa, distancia y odia.
¡Que la familia de Nazaret, formada por José, María y Jesús, nos sirva de guía y ejemplo de la buena familia que cree, espera y ama filialmente a Dios y fraternalmente a los demás”
José Barros Guede.
A Coruña, 28 de diciembre del 2012
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