Fue un auténtico monzón el que recorrió nuestros corazones el sábado pasado.
Porque precisamente recibimos a un visitante directamente llegado de un lugar de la India no demasiado lejano de las costas de Kerala donde - dicen - nace precisamente este viento estacional.
El padre Miguel, misionero del Amor Misericordioso (un bonito nombre ¿verdad?) vino a recordarnos que hay un más allá de nuestra obsesiva crisis.
A través de sus vivencias conocimos los entresijos de una complicada sociedad de castas, la multiculturalidad religiosa, la ingente labor de los cristianos por aquellas tierras en las que aun apenas alcanzando un 2% en número asumen alrededor del 30% de las labores de promoción social.
"No nos quieren". Nos contaba.
"Es preferible tener un pueblo analfabeto al que se puede manipular con facilidad. En el momento que les enseñamos a leer y a escribir empiezan a comprender que son personas con dignidad y derechos, y eso no interesa a los que pretenden lucrarse de la ignorancia".
Después de estar destinado como párroco en una parroquia de la capital leonesa, dirigiendo una Escuela Profesional o residiendo en lugares como Bilbao o Italia, el voto de obediencia le llevó a la India para trabajar con jóvenes, dándoles la oportunidad de recibir una educación. Todo ello manejando las puntuales ayudas recibidas como si poseyeran el secreto del milagro de los panes y los peces.
El Padre Miguel no ha dejado indiferente a nadie. En sus ojos hemos visto la fuerza que da el Amor.
Al despedirnos no pudimos decirle otra cosa. Esto es un hermanamiento. ¡Cuente con nuestras oraciones y con nuestra ayuda!.
Sin duda la visita del Padre Miguel va a suponer el principio de una alianza. No queremos que su visita se quede en un mero viento estacional.
Muchas gracias Miguel.
¡Que Dios te bendiga!
¡En comunión!
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