LO ÚLTIMO EN EL BLOG ¡FELIZ PASCUA FLORIDA! La Pascua es un gran Domingo de domingos. Desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés. ADEMÁS... Nuestro compañero Pablo nos cuenta en unas líneas cómo ha sido el último encuentro Pro Vida en el que han participado diversos miembros del Movimiento Familiar Cristiano de León

martes, 29 de mayo de 2012

EL SILENCIO: LA TUMBA DEL MATRIMONIO



Tenemos que hablar y compartir algun momento.
Tenemos que hablar y decidir que esta pasando
entre los dos, de que puedo hacer si mis ojos
huyen de los tuyos sin querer.

Tenemos que hablar sin resignarnos a los gestos.
Tenemos que hablar de que la niña ya no se porta
igual, de cómo cambió, de que va creciendo
y necesita nuestra unión.

Y es que somos dos gaviotas contra el viento
y si cruzamos nuestras alas ya no podremos volar,
porque nuestro amor no es una broma
ni es un juego ni perdona
y puede herirnos de verdad, quedando en soledad.

Tenemos que hablar porque sabemos que aun es hora
de reconducir algunas cosas sin demora,
de como tu y yo, vemos que la vida
va tejiendo su traición.

Tenemos que hablar porque son tantos los amigos
que con el tiempo han separado sus caminos,
 de qué estuvo mal y de si a nosotros también nos ocurrirá.

Y es que somos dos gaviotas contra el viento
y si cruzamos nuestras alas ya no podremos volar,
porque nuestro amor no es una broma,
ni es un juego ni perdona, y puede herirnos de verdad,
quedando en soledad.

Y es que somos dos estrellas en la noche
que cruzando el universo van perdiendose sin más,
porque nuestro amor no es una broma
ni es un juego ni perdona y puede herirnos de verdad,
dejandonos soledad...

Tenemos que hablar...y repasar algun detalle...
Tenemos que hablar...y asi ser diferentes...
Tenemos que hablar...
con las palabras justas pero suficientes...

martes, 22 de mayo de 2012

APOSTOLES PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

CRISTIANOS EN MEDIO DE LA SOCIEDAD"
Queridos diocesanos:
“Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?” (Hch 1, 11). La frase, lanzada por dos hombres vestidos de blanco (¿ángeles?) a los discípulos de Jesús absortos mientras veían a su Señor desaparecer de su vista, suena como un aldabonazo en la conciencia. Era la hora de la acción. Los discípulos tenían que regresar a Jerusalén para ser investidos de la fuerza de lo alto y comenzar a anunciar del Evangelio allí mismo, para partir después por todo el mundo (cf. Hch 1, 8; Mc 16, 15.20).
Era Pentecostés, y una vez que el Espíritu Santo sacudió violentamente la casa donde estaban y encendió las mentes y corazones de los Apóstoles con el fuego de la palabra que debían transmitir, ya no podían esperar más y se lanzaron a predicar en todas las lenguas de la tierra a todos los pueblos del mundo. El relato de la venida del Espíritu Santo culmina en una profecía reveladora de la misión de la Iglesia, una misión confiada inicialmente a los Apóstoles pero que concierne a todos los bautizados: “Id, pues, y haced discípulos…” (Mt 28, 19). Lo recordó el Concilio Vaticano II del que pronto se cumplirán 50 años de su inauguración, mencionando expresamente a los laicos: “El apostolado de los laicos es la participación en la misma misión salvífica de la Iglesia, a cuyo apostolado todos están llamados por el mismo Señor en razón del bautismo y de la confir­mación” (LG 33).
El mensaje de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar con ocasión del Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, coincidente con la solemnidad de Pentecostés, recuerda esta misma realidad y la pone en conexión con la nueva evangelización, tan de actualidad no sólo por la próxima asamblea del Sínodo de los Obispos en octubre sino también por la urgencia de un testimonio cada día más transparente, decidido y eficaz de todos los cristianos en nuestra sociedad, tan tocada de secularismo y olvido de sus raíces más auténticas, las que se nutrieron de la fe y del evangelio. El próximo “año de la fe” anunciado por Benedicto XVI será una nueva oportunidad para alimentar esas raíces con el agua viva de la Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia, madre y maestra de todos los fieles por mandato del Señor. Lo tendremos muy en cuenta en la programación pastoral del próximo curso con espíritu de comunión eclesial.
Con motivo de esta Jornada de la Acción Católica y de todo lo que es apostolado y cooperación de los seglares en la misión de la Iglesia, quiero dar las gracias a todos los fieles laicos que desde las organizaciones apostólicas, las asociaciones, los voluntariados, las diferentes funciones catequéticas, litúrgicas, docentes y caritativas, la dedicación a los más variados sectores pastorales, la espiritualidad, la cooperación misionera, la administración de los bienes, y los mil y un modos de ser y sentirse Iglesia diocesana, estáis respondiendo generosamente a la invitación del Señor: “Id también vosotros a mi viña” (Mt 20, 7).
Por supuesto que no me olvido de tantos hombres y mujeres que, sin pertenecer a grupos o estructuras eclesiales, ejercen su profesión o se dedican a su familia o cooperan en los más diversos ámbitos de la vida social y pública, incluida la política, la economía, el trabajo, etc., tratando de ser fieles a las exigencias de su fe y a los imperativos de la caridad cristiana. También ellos merecen reconocimiento y aliento porque lo propio del estado seglar es vivir en medio del mundo y de los asuntos temporales con el fervor y el estilo del espíritu cristiano como verdaderos fermentos en medio de la masa.
¡Feliz fiesta de Pentecostés! ¡Feliz Jornada de los seglares en la Iglesia y en el mundo! Con mi cordial saludo y bendición:

+ Julián, Obispo de León

domingo, 20 de mayo de 2012

LA COMIDA EN FAMILIA



Un artículo del "taco" calendario del Sagrado Corazón de Jesús.

Hoy las prisas lo devoran todo, hasta el tiempo en familia.

¿Cuando tiempo pasamos al día juntos?
¿En que momento nos contamos las notcias del día?

La comida familiar tiene un papel decisivo en la transmisión de hábitos y costumbres, ofrece seguridad y sentido de pertenencia a la familia, tiene un impacto positivo en el desarrollo de los niños y adolescentes y fomenta la buena salud.

El "ritual" de comer en familia no hay que reinventarlo cada día. Cualquiera puede conseguir que sea un tiempo de convivencia familiar "de calidad". Nos permite cuidar unos de otros, compartir, recorrer juntos el camino de la vida.

Son acasiones naturales para contar historias, tradiciones religiosasd y culturales y los valores de la familia, y aplicarlos eb la vida cotidiana a los problemas y oportunidades que nuestros hijos encontrarán. Momentos de estar atento a las necesidades del otro, animar con una anécdota, ser generosos...; o antes y después: ayudando a prepara la comida, a quitar la mesa, etc.

¡Apaga la televisión!. Mantén un ambiente agradable. Disfruta de conversaciones positivas y edificantes. No lo conviertas en tiempo de regañar (es un momento tan pequeño del día). Habla, escucha, ríe.
Comer juntos no es todo cuando se trata de intimidad familiar, pero sí una parte y la más factible.
Y si no es posible a la hora de la comida ¡intentémoslo a la de la cena!....y si no ¡el fin de semana!¡querer es poder!

lunes, 14 de mayo de 2012

MES DE MAYO, MES DE MARÍA


NUESTRA SEÑORA DEL IES NÚÑEZ DE ARCE
MES DE MAYO, MES DE MARÍA, MES DE ROMERÍAS, MES DE ALEGRÍA.
ELLA LO LLENA TODO, NUNCA DEFRAUDA.
NO LA OLVIDEMOS, DE SU VIENTRE VIRGINAL SALIÓ MUESTRO REDENTOR.
PODEMOS DECIR CON JUAN PABLO II:

¡¡TOTUS TUUS!!

sábado, 5 de mayo de 2012

IV Jornada Diocesana del Diaconado Permanente: “Al servicio de los pobres”.

Hoy domingo es un día de fiesta al celebrarse la IV Jornada Diocesana del Diaconado Permanente.
Como es sabido el Consiliario Diocesano del Movimiento Familiar Cristiano de León, Francisco Viñuela Antolín es el único Diácono Permanente de la Diócesis  de León, afortunadamente por poco tiempo ya que en actualidad la Diócesis de León tiene en marcha un Plan diocesano de Formación del Diaconado Permanente al que ya se han incorporado cuatro candidatos que próximamente alcanzarán su ordenación.

El objetivo de esta jornada es dar a conocer la figura del diácono permanente como un grado propio del Ministerio ordenado que configura a quien lo recibe como servidor de la comunidad cristiana, habilitado para llevar adelante tareas pastorales que el obispo le encomiende, en comunión con él y con los presbíteros y consagrados, y en estrecha conexión con los seglares comprometidos en la Iglesia.

La vocación al diaconado permanente permite a cristianos varones, solteros a partir de los 25 años, o casados a partir de los 35 años y con cinco años de matrimonio que sientan la llamada de Dios, iniciar un periodo de discernimiento tras la presentación como candidato por parte de su párroco al obispo.
Superado favorablemente este tiempo de reflexión el candidato al diaconado podrá ser admitido a los ministerios e iniciará un tiempo de formación en estudios superiores eclesiásticos de tres cursos, que concluirá con un periodo de práctica pastoral antes de culminar con la ordenación diaconal.

Misión del diácono

El diácono ordenado asume las misiones que la Iglesia le encomienda. Así, al servicio de la Palabra de Dios anima la catequesis; promueve y sostiene actividades apostólicas con laicos, particularmente en el ámbito familiar; y preside la celebración de la Palabra. Al servicio de la Eucaristía y de los sacramentos el diácono asiste, durante las celebraciones litúrgicas, al obispo y al presbítero; preside las celebraciones del bautismo, matrimonio, exequias, Liturgia de las Horas, exposición eucarística…; distribuye la Eucaristía, en la misa o fuera de ella, y lleva la comunión a los enfermos y el viático a los moribundos. Y al servicio de la caridad y de la comunidad eclesial el diácono anima el servicio caritativo, preocupándose por los más pobres y marginados; atiende la pastoral de enfermos, ancianos y todo tipo de obras asistenciales; y sirve a la comunión junto al Obispo, a los presbíteros y a los laicos y consagrados.

Plan diocesano

Según el obispo Julián López, en la Diócesis de León es preciso “contar con más diáconos permanentes sobre todo porque debemos responder a los designios del Señor que suscita vocaciones y disponibilidad para muchas otras tareas pastorales que deben ser ejercidas de manera estable y con lo que significa la experiencia de los seglares en aspectos como el matrimonio, la familia, o el trabajo profesional”.

Ante la celebración de esta IV Jornada diocesana del Diaconado Permanente, la Diocesis de León ha querido hacer especial hincapié en la especificidad de este grado propio del Ministerio ordenado para “hacer más visible la dimensión caritativa y social de la Iglesia, es decir, entrañar la servicialidad de la Comunidad hacia los más pobres”.

¡¡Felicidades Paco!!